Pablo Neruda:

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.

viernes, 13 de febrero de 2009

CUADERNOS DE...GIMNASIO.

Hacía tiempo que no os atormentaba con estos escritos de mi cosecha. Os he estado atormentado con otras cosas, pero no con mis escritos...Hasta hoy. Ahí va una secuencia de una chorrada que me ha dado por escribir (otros se comen las uñas de los pies y no pasa nada..)



“THE MACHINE”

Siempre empiezo mis entrenamientos desde el fondo de gimnasio; en una parodia de estiramientos encaminados a observar qué cintas de correr o bicicletas estáticas pueden quedar disponibles.

Tras varios intentos frustrados al asalto de la cinta que queda aparentemente libre; es habitual que sea acechada desde otros muchos rincones por aspirantes maratonianos de salón, - más rápidos que yo-, o que incluso quedando libre luego venga su anterior usuario reclamándola de nuevo tras haber ido al servicio, para desconcierto de todos los aspirantes…Finalmente inicio mi vertiginosa carrera de 10 minutitos de configuración de la misma y otros tantos de correr propiamente.

El primer minuto es clave (el de correr), cuando los jadeos son aún escasos. A partir del minuto 6 todos los esfuerzos se centran en que la cinta no te expulse y tengas que irremediablemente cambiar de gimnasio. En ese primer minuto oteas el horizonte, con idea de ver cómo funcionan las máquinas de ejercitación muscular; auténticos tronos de tortura diseñados por sesudos doctores en Física ….¿cuántica?.

El caso es que tengo puesta el ojo en una, que no hay por donde cogerla. Sus intrincadas poleas amenazan la verticalidad de mi columna, y, aunque son varios los que se acercan dubitativos nadie que se sepa la ha empleado nunca. Cuando alguien se aproxima la expectación se palpa -las bicis atronan con sus pedaladas-…pero al final la tensión se desvanece y los botellines de agua empapan las caras de los ciclistas. Se da por hecho que el monitor está centrado,- y apabullado- con el funcionamiento de las mancuernas, y para el resto de las máquinas delega en la explicación gráfica que acompaña cada una.


Hoy he reunido los arrestos suficientes para liberarme de esta obsesión,( llevo varios días haciendo gestos extraños mientras duermo,- para horror de mi mujer y nuestra almohada-); Pienso dirigirme a una de esas cuadrillas que siempre rodean el press –banca.